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lunes, septiembre 03, 2012

Con un par...


El coronel Francisco Alamán Castro es el fenómeno mediático del momento. Unas recientes declaraciones suyas en AD han provocado un ambiente de histerismo entre las huestes del nacionalismo catalán difícilmente catalogable. Tales declaraciones le han convertido en el blanco de muchos enemigos pero también le han granjeado apoyos y simpatías en toda España, incluída Cataluña. Le han llovido insultos y amenazas y él asume el deber, con serenidad cartesiana y sentido castrense del temple, de concedernos una nueva entrevista. Todos tenemos derecho a reivindicar las libertades que nos plazcan y no seremos nosotros los que discutamos al coronel Alamán Castro las suyas.
En posesión de la Gran Cruz de caballero de la Orden de San Hermenegildo a la Constancia Militar y de sendas Cruces al mérito militar de primera clase con distintivo blanco, en él encontraron siempre sus hombres un ejemplo a imitar y un jefe a quien obedecer. En medio de tanto comparsa acomodaticio y expectante, el coronel es un islote de firmeza y españolismo. No regala el oído a los poderosos de turno, no teme los insultos en su contra ni las amenazas, rechaza toda presión y denuncia sin piedad cualquier maniobra que no parezca limpia y que vaya en contra de España.
-Menuda tormenta han desencadenado sus declaraciones en AD… Toda la patulea separatista catalana se ha desatado contra usted.
(Ríe). En peores me he visto. He hecho muchas cosa en el Ejército. He estado al frente de tropas paracaidistas, al mando de tropas de alta montaña y en la División Acorazada. He vivido en escenarios de guerra y visto la muerte demasiado cerca y demasiadas veces como para inquietarme ahora por un puñado de separatistas.
-¿Ha recibido el apoyo de sus compañeros?
El día de ayer (viernes) me lo pasé casi entero atendiendo al teléfono. Me llamaron de toda España, incluso compañeros de los que no sabía nada desde hacía años. Les agradezco a todos ellos sus afectuosísimas muestras de compañerismo y de afecto.
-¿También de Cataluña?
De Cataluña donde más.
-De entrada coronel, ¿es usted partidario de las autonomías?
Opino como aquel gran sabio español, que era Ortega y Gasset. Decía que no era partidario de las autonomías y que la soberanía del pueblo español no consistía en la soberanía sólo de una parte sino del conjunto. Alguien lo expresó muy bien en AD: hablan de respetar la voluntad popular, pero qué ocurriría si el Valle de Arán decidiese que quiere la independencia de Cataluña o bien anexionarse a Aragón. Supongo que los independentistas catalanes lo respetarían, ¿o no? Si pueblos como Amposta, Tortosa o Sant Carles de la Rápita decidiesen en referendum que se quieren anexionar a Castellón… supongo que tampoco pondrían pegas, ¿o sí? ¿O acaso los referéndums sólo funcionan en un sentido?
-Joan Tardá y algunos dirigentes de la izquierda separatista han llegado a calificarle como un militar casposo…
Hombre, el señor Tardá no es precisamente un ejemplo de higiene capilar para que hable de la caspa de otros (ríe). El señor Tardá se aprovecha de que en España determinadas cosas salen gratis. Mañana por cierto les enviaré una carta dirigida al señor Tardá.
-¿Él y otros dirigentes nacionalistas han pedido su arresto?
Hemos alcanzado un nivel tal de degradación política que se permite que un político que defiende la sedición y que ha tenido vínculos con el terrorismo de Terra Lliure amenace a quien, como yo, defiende la vigencia del artículo octavo de la Constitución. Imagine que un senador de California propugnase la independencia de ese territorio y que encima amenazara a un jefe militar de los Estados Unidos por recordarle la exigencia de respetar las leyes del país.
Pues bien, ya que el señor Tardá y otros piden mi arresto, yo desde aquí exijo la inmediata detención del señor Tardá (diputado de ERC), del señor Bosch (Alfred, portavoz de ERC en el Congreso) y del señor Bertran (Uriel, secretario general de Solidaritat). Exijo su inmediata detención por querer romper España y por alta traición. Exijo también la inmediata ilegalización de todos los partidos que tengan como principal objetivo la ruptura de la nación.
Esta gente no tiene cura. Se invoca la ley y uno es un golpista, un fascista y un criminal. Pero llamar a la subversión, a la sedición, a la ruptura de la nación, eso es legítimo y por lo tanto debe ser amparado por la libertad de expresión. A la izquierda y a los nacionalistas de la periferia se les permite todo. Yo no he amenazado a nadie, como dice el señor Bosch, sólo he sido fiel al juramento que presté y coherente con lo que dice la Constitución española. No hace mucho, un dirigente de la CUP dijo algo de pegarle un tiro en la nuca a alguien y no se le dio tanto bombo y platillo. Esas declaraciones sí eran constitutivas de delito. Una vez más, la ley del embudo…
-¿Y qué ocurrirá si la manifestación del día 11 tiene un seguimiento masivo?
A mí no me dirá absolutamente nada. Cataluña la habitan 6 millones de habitantes y no creo que vaya ni el 10 por ciento. Además, todos sabemos que en Cataluña impera la dictadura del miedo a los nacionalistas. Muchos acudirán por temor a ser señalados. Me dicen que en algunos municipios separatistas se pondrán autobuses gratis para que vayan los vecinos. ¿Qué vecino podría oponerse a ir a la manifestación cuando todos saben cómo actúa esa gente? ¿Usted cree que un catalán de un pueblo pequeño o mediano va a comprometerse socialmente por no ir a la manifestación? Por consiguiente, la manifestación del día 11 no tendría que tener ningún valor ni peso político. Muchos de los que irán lo harán por miego y hasta en muchos casos por un bocadillo de ‘chopped’.
-Coronel, es llamativo que hagan planes de futuro quienes dentro de unos años van a ser minoría dentro de una población mayoritariamente musulmana.
En efecto, esa es otra. Armando Robles lo describe de forma soberbia en un artículo sobre el futuro califato de Cataluña. Expresa algo que vengo pensando desde hace bastante tiempo: al paso que va Cataluña, dentro de 20 años tendrá más moros que españoles. A esta gente le ciega tanto el odio al resto de España que se han olvidado de la reducción a curiosidad antropológica de los catalanes en el plazo de dos o tres generaciones más. De hecho, los catalanes de origen (de apellidos catalanes) son ya minoritarios en Cataluña. Aun incluyendo en esa categoría todos los demás españoles que viven en Cataluña, la deriva demográfica actual no ofrece demasiado margen para la esperanza de una Cataluña ni catalana, ni española ni europea.
Asistimos a una especie de suicidio colectivo entre la indiferencia de unos, la ceguera de otros y hasta de la complicidad de no pocos. Unos nos damos cuenta y lo decimos, otros simplemente no lo ven o no quieren ni siquiera pensar en ello. Las élites son nulas y malvadas y el pueblo está bajo los efectos hipnóticos de la propaganda. El panorama nos obliga a ser pesimistas. Ya sabe que un pesimista es un optimista bien informado. Y yo me informo en AD.
-¿Se deben los militares a los políticos?
Los militares nos debemos a la legalidad vigente y, en este caso, al artículo octavo de la Constitución. Un ejemplo: Imagine usted que el señor Rajoy se levanta un día borracho y decide conceder al señor Mas la independencia de Cataluña. ¿Qué deberíamos hacer entonces los militares? Evidentemente obedecer la ley y no al señor Rajoy.
-¿Le interesa a usted la política?
Nunca me gustó la política. Mi padre decía que los políticos se dividían en dos clases: los hijoputas de izquierda y los hijoputas de derecha. Mi política es España. Nos contaba Wenceslao Fernández Flórez en “Una isla en el mar rojo” que acabada la guerra civil, estaban dos gallegos en un bar. “Uno decía al otro: ¡Pepiño! Fuiste reformista y luego conservador con Maura, después de Unión Patriota con Primo de Rivera, posteriormente del PSOE en la República y ahora de Falange, siempre estás cambiando de idea”.
Le contesta Pepiño indignado: ¡Yo qué voy a cambiar! ¡Siempre he querido ser concejal!
Es corriente que los políticos se cambien de grupo, dependiendo de la procedencia del viento y eso encaja poco con el manual de vida de los militares. Hay un chiste muy apropiado deVizcaíno Casas. Sale en un periódico de 1978 que la losa de Franco se había movido y el cadáver del Caudillo desaparecido. Había un socialista, antifranquista de toda la vida, al que con Franco el negocio le iba muy bien, y ahora fatal. Estaba desayunando y su mujer le lleva el periódico.
-Manolo, Franco resucitó.
-Contesta.- ¡Ese cabrón! Luego se lo piensa mejor y murmura ¡No caerá esa breva!
-¿Usted admira mucho a Franco?
Qué español de bien podría dejar de admirarlo. Mire, en premio tal vez a la evangelización de América, Dios nos concedió en el siglo XIX al duque de Ahumada (fundador de la Guardia Civil) y en el siglo XX a Francisco Franco. Espero que en este siglo XXI nos regale otro español providencial.
-Siguiendo con el hilo de lo que planteaba Vizcaíno Casas, ¿qué diría Franco si resucitase hoy?
Se moriría del susto al ver lo que hemos hecho con el país orgulloso, unido y próspero que él nos dejó.